viernes, 9 de noviembre de 2012

QUIENES SON LOS SOCRATICOS
Se conoce con este nombre a los discípulos de Sócrates (v.). El término s. puede tomarse en sentido lato o estricto. En el primero, comprende a todos los que pertenecieron al círculo socrático, abstracción hecha de su mayor o menor contacto con el maestro, de su mayor o menor fidelidad a su doctrina y de su mayor o menor trascendencia histórica. En este sentido, y de acuerdo con la lista establecida por H. Maier (Sokrates, Sein Werk und seine geschichtliche Stellung, Tubinga 1913, 499) se consideran s. a Platón, Antístenes, Esquines, Aristipo, Euclides, Jenofonte, Critóbulo, Fedón, Critón, Simmias, Querefonte, Carmides, Eutidemo, Menexeno, Teeteto, Apolodoro, Querécrates, Glaucón, Aristodemo, Hermógenes, Teages, Ctesipo, Diodoro, Epigeno, Teodoto, Critias, Sócrates el Joven, Alcibiades e Isócrates. En un sentido estricto, se consideran s. a aquellos de sus discípulos que fundaron una escuela de filosofía, las que han sido llamadas escuelas socráticas. Dentro de los s., en esta acepción, habría que distinguir, por una parte, Platón (v.), al que se podría denominar el socrático mayor; y, por otra, los restantes discípulos de Sócrates fundadores de escuela, a los que se llama socráticos menores. Así, pues, estudiándose Platón aparte, en su artículo propio en esta Enciclopedia, vamos a considerar el término s. como equivalente a escuelas socráticas menores; en ellas se comprenden las escuelas de Megara, de Elis, cínica y cirenaica. 1. Escuela de Megara. Se desenvolvió a lo largo del s. IV a. C. Fundada por Euclides de Megara, tuvo como principales representantes a Estilpón de Megara, Diodoro de laso (llamado Diodoro Cronos) y Eubúlides de Mileto. Características de los megáricos son: 1) La influencia eleata en su ontología y epistemología. El ser es uno, eterno, inmutable e indivisble; el movimiento es ininteligible, dada la plena actualidad del ser; al conocimiento del ser llegamos por la razón exclusivamente, ya que los sentidos son mendaces (v. ELEA, ESCUELA DE). 2) El influjo socrático en ética. La preocupación moral de los megáricos se deriva de su contacto con Sócrates. Identificaron el bien socrático con el ser parmenideo (v. PARMÉNIDES). Exageraron el sentido ascético de la ética socrática, desarrollando una moral próxima a la de los cínicos. La felicidad se alcanza mediante la supresión de las necesidades y la consecuente indiferencia hacia los bienes externos. Es la sabiduría, fundamentada en la virtud, donde podemos hallar la felicidad. 3) La inclinación a la erística. Las preocupaciones lógicas de los megáricos les llevaron al planteamiento de una serie de problemas formulados en forma de sofismas (el del mentiroso, el del calvo, el de Electra, el del Montón de trigo, etc.) en los que, en un primer momento, únicamente se quiso ver una especie de logomaquia, pero a los que actualmente (Bochenski) se les ha valorado positivamente, viendo en ellos el planteamiento de paradojas semánticas de gran interés para la Lógica. 2. Escuela de Elis. Es la menos importante de las escuelas socráticas. Fundada por Fedón (que dio nombre a un diálogo platónico), abarcó el s. IV y parte del III a. C. Siendo escolarca Menedemo de Eretria, trasladó éste la sede de la escuela a su ciudad natal, hacia finales del s. IV a. C. Bajo Fedón tuvo un carácter eminentemente ético, exaltando el valor de la virtud. Con Menedemo (n. ca. 339, m. ca. 265) se introduce en la escuela la influencia de los megáricos; defiende la identificación entre el bien socrático y el ser parmenideo, por lo que sostiene que la virtud es una, la sabiduría; mantiene el intelectualismo socrático, según el cual la virtud se identifica con la ciencia, con el saber (Diógenes Laercio, 11,125). 3. Escuela cínica. Es la escuela socrática que más influyó en el pensamiento antiguo. Desde su fundación en el s. IV a. C. se extendió, con diversos altibajos, hasta el s. V d. C. Se distinguen cuatro periodos en la historia de la escuela cínica: 1) Cinismo antiguo, en el s. IV a. C., con Antístenes, Diógenes y Crates. 2) Segundo cinismo, en el que se introduce una clara influencia hedonística, que nace en el s. III a. C. con Bión de Borístenes, Menipo de Gadara, Cercido de Megalópolis, y se continúa en el s. I a. C. con Meleagro de Gadara. 3) Tercer cinismo, que renueva el ascetismo del cinismo antiguo, enfrentándose con el hedonismo (v.) del segundo periodo. Surge en el s. I d. C. con Demetrio el Cínico (amigo de Séneca) y Dión Crisóstomo, continuándose en el s. II con Demónax de Chipre, Enomao de Gadara y Máximo de Éfeso. 4) Cuarto cinismo, con influencias neoplatónicas y cristianas, que aparece en el s. IV d. C. con Máximo de Alejandría y perdura en el s. V con Salustio el Cínico. Dentro de la escuela cínica los representantes de más interés son los del primer periodo. Y en él es cuestión debatida cuál sea el valor que hay que asignar a sus representantes. La tesis tradicional (Dümmler, loél) sostiene que Antístenes fue el creador y el principal filósofo de la escuela. Pero con Wilamowitz-Moellendorff y Schwartz nace la tesis de que hay que, reconociendo a Antístenes el papel de fundador, atribuir el auge y sistematización del cinismo a Diógenes; tesis que, acentuada por Dudley Donald, llegó a afirmar que Diógenes habría sido el fundador de la escuela y que sólo posteriormente se atribuyó la paternidad del cinismo a Antístenes, para darle el prestigio de ser una escuela de descendencia socrática. Parece la más segura la tesis tradicional. Antísienes. N. en Atenas, ca. el 436; m. ca. el 365. Discípulo de Gorgias (v. SOFISTAS GRIEGOS) quedó seducido posteriormente por la personalidad y la doctrina de Sócrates, llegando a ser una especie de «maniático» de Sócrates, por lo que se le llamó Sócrates mainómenos, «Sócrates demente». Enseñaba en un lugar denominado Kynosarges (la tumba del perro), por lo que a él y a sus seguidores se les llamó cínicos (del griego kynes, perros). Epistemológicamente, es defensor del nominalismo (v.), atribuyéndosele la frase: «Platón, veo el caballo, pero no la caballeidad»; también defiende el sensismo (v.). Siguiendo el ejemplo de Sócrates, su preocupación primordial es la ética. La eudaimonía (felicidad) se alcanza con la virtud. Ésta consiste en la autarquía, en el dominio de sí mismo. El principal obstáculo a superar son las pasiones, que inclinan al hombre al placer y las riquezas. El placer es insaciable; satisfecho uno, surge el deseo de otro nuevo; por ello hay que suprimir el deseo de placer. Contrapone la fysis al nómos, la naturaleza a la ley, o, lo que es igual, el estado de naturaleza a la civilización. Ésta ha creado en el hombre nuevas necesidades que nos llevan a nuevos deseos de satisfacerlas. Hay que volver al estado natural. De ahí la sobriedad que debe imperar en nuestra vida. Diógenes. N. en Sínope, a fines del s. V; murió ca. el 324. Llevó a la práctica, hasta un grado pintoresco, las doctrinas cínicas sobre el desprecio de los bienes materiales (Diógenes Laercio, V1,20-81). Hacía, vanagloriándose de ello, una vida casi animal, como contrapuesta a la vida social civilizada. Crates. De Tebas. Vivió entre los s. V-IV a. C. Discípulo de Diógenes. Se dice que arrojó sus riquezas al mar. No aportó nada nuevo al cinismo. 4. Escuela cirenaica. Fundada por Aristipo y continuada por Hegesias y Teodoro el Ateo, desvirtuó la ética socrática en un crudo hedonismo (v.). Representantes menos importantes son Evémero y Anníceris. Aristipo. De Cirene (Libia). N. ca. el 435; m. ca. el 360. Defendió el nominalismo y el sensismo, al igual que Antístenes, pero diferenciándose radicalmente de él por su ética. La felicidad para Aristipo consiste en el placer; a mayor placer, mayor felicidad. Y, como el placer más intenso es el sensible, éste es el que hay que perseguir. Dentro del placer sensible sólo interesa el placer presente (parón páthos), sin que tengamos que preocuparnos por el futuro, ya que éste es incierto. La frónesis, la prudencia, es la que guía en la búsqueda del placer, para saber elegir el más adecuado. Mas el hombre no debe ser dominado por el placer, sino dominarle (en lo que hay una cierta atemperación del hedonismo) (Diógenes Laercio, 11,65104). Hegesias. De Egipto. Vivió entre los s. IV-III a. C. Veía con pesimismo la posibilidad de alcanzar la felicidad, ya que ésta es el placer, y en la vida humana la cantidad del mismo es escasa. De ahí el que defendiera que sólo en la muerte se halla la felicidad, por lo que se le llamó el peisithánatos, el que aconseja la muerte. Teodoro. Llamado el Ateo, vivió en los s. IV-III a. C. Además del hedonismo, sostuvo la inexistencia de los dioses griegos.
IMAGEN DE LOS SOCRATICOS

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